Digamos que todo el caos, todo el ruido, la delincuencia, las colas, la falta de espacios públicos, de árboles se compensan con el Ávila, y es que como Caraqueños nos hemos apegado fuertemente a la idea de ese monumento natural, por así decirlo. En tiempos en que le faltan tantos otros atributos a mi ciudad amada, que está tan golpeada por tanta barbarie, es lógico que uno se apoya en la obra de Dios, y no en la del hombre.
El Ávila nos permite escaparnos del caos de la ciudad, de hacer el zoom out y apreciar Caracas desde lo alto, de reencontrarnos con la naturaleza entre tanto concreto, tiene un plan para todos, para los que quieren ejercitarse que se acercan a Piedra del Indio, como lo hice recientemente, o para los mas sedentarios que prefieran subir en Teleférico. Es uno de nuestros bienes más preciados, vamos a cuidarla, para que al menos, esa bella montaña esté siempre tan bella cómo lo esta hoy en día.
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